7 de abril de 2009

El tren de la vida


La vida no es más que un viaje en tren repleto de embarques y desembarques, salpicado de accidentes, sorpresas agradables en algunos embarques y profunda tristeza en nosotros, al nacer nos subimos en un tren y nos encontramos con algunas personas las cuales creemos que siempre estarán con nosotros en nuestro viaje… pero a veces esto no resulta así. Algunos viajeros se bajarán en alguna estación dejándonos huérfanos de cariño, amistad y de su compañía irreemplazable…


No obstante esto no impide que se suban otras personas que serán muy especiales para nosotros. Llegan nuestros hermanos, amigos y esos amores maravillosos.

De las personas que toman este tren habrá también los que lo hagan como un simple paseo, otros que encontrarán solamente tristeza en el viaje, habrá otros que, circulando por el tren, estarán siempre listos en ayudar a quien lo necesite, muchos al bajar dejarán una añoranza permanente, otros pasarán tan desapercibidos que ni siquiera nos daremos cuenta que desocupan el asiento, pero lamentablemente, ya no podremos sentarnos a su lado pues habrá otra persona ocupando el asiento…


Es curioso constatar que algunos pasajeros, quienes nos son más queridos, se acomodarán en vagones distintos al nuestro. Por lo tanto no se nos obliga hacer el trayecto separados de ellos. Desde luego, no se nos impide que durante el viaje recorramos con dificultad nuestro vagón y lleguemos a ellos… No importa, el viaje se hace de este modo, lleno de desafíos, sueños, fantasías, esperas y despedidas… Pero jamás regresos…


Entonces, hagamos este viaje de la mejor manera posible. Tratemos de relacionarnos bien con todos los pasajeros, buscando en cada uno, lo mejor de ellos. Recordemos siempre que algún momento del trayecto ellos podrán titubear y probablemente precisaremos entendernos ya que nosotros también titubearemos, y habrá alguien que nos comprenda.


El gran misterio, al fin, es que no sabremos jamás en que estación bajaremos, ni mucho menos donde bajarán nuestros compañeros, ni siquiera el que está sentado en el asiento de al lado.


Me quedo pensando si cuando baje del tren, sentiré nostalgia… Creo que si, separarme de algunos amigos de los que hice en el viaje será dolorosa. Dejar que mis hijos sigan solos, será muy triste pero me aferró a la esperanza de que, en algún momento, llegaré a la estación principal y tendré la gran emoción de verlos llegar con un equipaje que no tenían cuando embarcaron, lo que me hará feliz, será pensar que colaboré con que el equipaje creciera y se hiciera valioso.

Amigo mío, hagamos que nuestra estancia en este tren sea tranquila, que haya válido la pena, hagamos tanto para que cuando llegue el momento de desembarcar nuestro asiento vacío, deje añoranza y lindos recuerdos a los que en el viaje permanezcan…Te digo vida…Al agachar la mirada, veo ese asiento arrugado con tu forma que dejaste al marchar, no dejes que ese asiento, por el tiempo en volver vuelva a su estado normal y que otra persona se quiera sentar en él, se acomode, y se haga dueño del mismo.Nos bajaremos en alguna estación, esperando al próximo tren y si nos gusta subiremos, intentado encontrar en él la felicidad afectiva que nos ofrece la vida, porque hay personas que tienen esa oportunidad y no saben aprovechar, y eso es lo que pedimos, tener esas oportunidades y demostrar hasta adonde podemos llegar.


¡RECORDAD! sólo vivimos una vez...NO PERMITAS QUE LA VIDA PASE POR TI, SIN QUE LA VIVAS.
( Visto por internet... modificando alguna cosa)

3 comentarios:

Luchete dijo...

Hola Pily!!! Pedazo depost,sin duda.A ve, hay trenes de cecaníasq pasan muchas veces aldía sabes...pero no sé, son como "los fáciles" no¿?...dugamos q los difíciles son aquellos q nos cuesta coger...pq igual andamos algo atrasados, por caros, por lejans...pero hay q arriesgarse no?

Muy buena tu reflexión.Ya estoy de vueltade vacas,todo bien jejeje...ya hablamos guapa!!

Un abrazo bien grande!!!

Tere dijo...

Yo me he perdido algunos trenes por miedo a no saber subir o por si me sentaba en el vagon equivocado....
Y he de decir que el unico tren al que me subí,que por cierto me costó tiempo eso de lanzarme a subir el pie,es el mejor tren que he podido coger a pesar de lo que puedo o no ocurrir en el trayecto.

Hqy que arriesgarse a veces por que hay trenes que no pasan dos veces,y siempre tienes la opcion de bajarte sino te gusta el tren por dentro ;)

Un besazo guapa!

LittleBell dijo...

Precioso el texto sí y qué razón lleva. Coincido con Tere en que yo he perdido demasiados trenes y que me han pasado factura, pero también me he subido a otros y el viaje no ha sido nada malo... arriesgarse o morir.

Ahora ando con un dilema... qué tren debería coger en estos momentos?? Quién sabe.

Saludos!!